martes, 3 de julio de 2012

Ecuador

Para empezar a escribir este importante capitulo del viaje, he tardado un año exactamente, ha sido algo así como un jet lag mental, en donde la presión por concretar esta bitácora no lograba engranar con mi capacidad para asimilar los acontecimientos y ponerlos en este relato.   Ya estoy de vuelta en Chile, y todo lo que soy ahora,se lo debo en gran parte a todo lo aprendido en este punto.

Cuando me pongo a escribir es mucho más fácil recordar cuando tengo las fotos de lo que sucedió, pero en este caso la mayoría de ellas las perdí en Cuenca, Ecuador, en un descuido, así que he tenido que recurrir al registro de aquellos ángeles que conocí en el camino, desde aquí mi agradecimiento.  Me ha costado tanto esta parte, como también llegar a mi país y encontrarme con la gente que antes me conoció, tratar de explicar que ahora Ingrid, es alguien que se fue y que nunca volvió, que en parte es la razón de muchas características mías, pero que no lo es todo.  Mi vida para la gente que no se fue en el viaje es igual a este blog, inconcluso, he ahí la necesidad de actualizarlo, de redactar tanta locura, para hacerlos parte y para que quizás en otro descuido, se vayan también olvidando de esta tierra y se vayan por un rato, en otro paisaje, en este, el camino del sueño.

Esta parte del viaje va dedicada a lo que dejé en Chile, al amor, a la vida escéptica, a mis convenciones, a los miedos,  a lo que era y que hasta ahora cuesta desligar ...  a lo que somos,  ...un camino en cada instante.

Recuerdo el bus, en Perú camino a Ecuador, desde la ventana, la Camila despidiéndose  mi primer ángel de viaje, y ahí iba yo, sola,  en mi asiento contiguo, nadie, solo mi inseguridad y la incertidumbre, iba en busca de mis amigas de San Pedro de Atacama, pero también iba a mi primera aventura real, una aventura sin presupuesto, una pagina en blanco, el primer resultado esta gran apuesta, del viaje sin limites, del viaje sin planes, del viaje sin tiempo. del viaje sin plata.



Llegue a Guayaquil a eso de las 18:00 hrs con un calor húmedo que no se soportaba, con  una mochila que cargaba mi vida, toda la ropa que no vendí, no regalé y la que quise conservar, la carpa, el saco, utensilios varios,  y por otro lado mi djembé, un instrumento de percusión africano, re pesado para transportar, pero que me había prometido aprender a tocar, por si alguna vez hacía falta o si la inspiración de la pacha mama me llevara a este lado, todas las alternativas eran posibles.   Los viajeros novatos se caracterizan por ello, llevan muchas cosas que se pierden en el camino y que al final terminan por entorpecer los traslados, pero bueno, cuando se sale por primera vez, no sabes nada y aunque quisieras reducir equipaje, terminas encontrándole a todo algo positivo.

Era tarde para llegar a Montañita, no tenía dinero para hotel en Guayaquil, así que me entregué a la magia y decidí llegar, como sea, pero llegar, eso es bueno, cuando las posibilidades se acaban, lo último y lo primero que queda es nuestra voluntad y la del universo,aunque en ese momento no lo sabía, solo tome un bus corriente a Santa Elena y luego ahí  "cruzando los dedos", algún transporte que por casualidad pasara a nuestro destino soñado, Montañita.   Ya había estado allí el 2008 y aunque Montañita es considerado como un lugar de distorsión, de vacaciones "rockeras", en ese momento del 2008 y gracias a la compañía de 6 amigos argentinos desconocidos, me hicieron despertar a lo hermoso, de pasar desde cuando uno se entrampa en cosas al parecer "importantes",  hasta las verdaderas, en un momento del presente, en un atardecer gigante, en lo simple y lo perfecto, eh ahí porque quería volver a Montañita, y antes de irme de San Pedro de Atacama, les conté a la Javi y la Gaby, lo mágico de ese lugar,  ese iba a ser nuestro punto de encuentro, un lugar de amor y de felicidad, así que después de dos meses sin verlas ahí iba a nuestra cita soñada.

En el bus, me encontré a una argentina, que iba en el mismo bus de Lima a Guayaquil y que estaba en la misma que yo, sin saber nada de mucho y  con el deseo de llegar, asi que le metí conversa, y nos fuimos acompañando, llegamos de noche a Montañita, estaba todo cambiado a como lo dejé, calles pavimentadas y creo que hasta me perdía, pero con el transcurrir de los días me fui dando cuenta que las mismas 4 cuadras se habían transformado en 6 y nada más.   Nos fuimos buscando hostel, mi presupuesto total eran 9 dolares, una valiente suma, esa ya era una aventura en si misma, encontrar un lugar para dormir y comer hasta que encontrara un empleo.  Caminábamos  con mi abultado peso, mientras me iba encontrando con un montón de gente que trabajaba en San Pedro de Atacama y que ahora estaba aprovechando la temporada alta para trabajar en los restaurantes de allá, muchos conocidos, pero nada de mis amigas, así que cuando estaba por gastar mis pocos dolares, en algún hostel que me quedaba a la mano, dado el peso del equipaje, escucho un "Hermanaaaaaaaaaaa",  y ahí saltando y corriendo vi a la Gaby, que me estaba esperando desde todo el día, me abrazó con fuerzas,  - Por fin llegaste -  me dijo - por fin estaba en Casa, sentí.   Acto seguido la argentina, se despidió de mi para irse a su hostel y la Gaby tomó parte de mi equipaje, yo le conté de mi situación financiera y me dice, no te preocupes, el camping vale USD 2, me llevó hacia él, me tenía reservado un espacio al lado de su carpa, casi no me dejó hacer nada, agarró mi carpa y la hizo en dos tiempos, de pronto en el lado del frente, desde una carpa una cabeza se asomaba, era la Javi, despertando de una de las noches de diversión, que son de todo el día en Montañita, y por fin, estábamos juntas el TRIPODE, como nos gustaba decirnos, eramos las tres, pilares de nosotras mismas, pronto me actualizaron de su estancia de casi dos meses en este lugar, ambas llegaron con pololos y ahora ya no estaban juntos, una hecatombe había pasado por ese lugar, dicen que en Montañita no se puede llegar pololeando, las parejas que llegan se separan y las personas que vienen solas se encuentran con otras, también es un buen lugar para pasar lutos de amor, así como estábamos todas, yo con mi perdida desde Chile y ellas con sus ex novios en el mismo lugar, todo era rápido en ese lugar y por ende muy intenso, pasé dos días de descanso auspiciada por mis amigas, paseé por la hermosa playa, vitrineé lo que había, todo es fiesta, todo es diversión, el mar seguía siendo exquisito y los atardeceres con ese tremendo sol rojo, seguían siendo de total grandeza en este lugar.

Al otro día tal como me lo había planteado cuando salí de Chile, me puse a buscar trabajo para salir a flote y después de un par de vueltas, encontré en uno de los mejores restaurantes de esta playa, el OLA HOLA, un restaurant y discoteca muy popular, cuyos dueños eran unos israelitas, la mayoría de los negocios eran propiedad de extranjeros, israelitas, árabes  italianos, españoles, argentinos,  rusos y pocos de ecuador propiamente tal,  de todas formas se respetaba mucho a la comunidad, que era la originaria de esta playa, antes de que fuera tan turística, cuando solo era una punta dentro de un litoral, antes que llegará todo, para bien o para mal.   En este restaurant los meseros ganaban 20 dolares promedio, lo que para mi nivel financiero era muy bueno, así que me pareció un buen negocio, sin embargo, en vez de enviarme al restaurant, me enviaron a la playa a atender un kiosco donde se vendían cervezas, jugos tropicales, helados y sandwiches, estar en la playa, para mi era super bueno, porque pasé de estar encerrada en una oficina a que mi oficina se trasladará a los mejores atardeceres, y las mejores conversaciones de gente que todo el día vivía experiencias para ser feliz, todo iba muy bien, salvo una excepción, el formato de este negocio no daba para propinas y el sueldo base, lo pagaban a 15 días, sin contar 3 días de prueba sin sueldo.   A esa altura, ya no me quedaba nada de plata, y tuve que recurrir a una manera inteligente de sacarle partido, el famoso "robo hormiga", desayunaba frutas del kiosco, comía con lo que me enviaban del restaurant y a veces los jugos los daba un poquito más aguados y así sacaba dos en vez de uno, por lo que así podía tener para el pago diario del camping, y asi pasaron los días, yo apostando a que esto iba cada día mejor en cuanto a la tranquilidad de la vida del relajo, pero por otro lado las circunstancias se iba tornando cada vez más agrestes, las condiciones no iban dándose como se pensaba, a pesar que tenía buenos compañeros de trabajo, amigos viajeros también de francia, colombia e israel, que trabajaban en el kiosco de jugos de coco del vecino, las condiciones climaticas y económicas se ponían en mi contra.




Pasó la primera semana de trabajo, las cosas iban lentas, pero en orden, las fiestas en que mis hermanas de viaje asistían, yo no iba porque me levantaba temprano a trabajar, ellas se sostenían con plata de ahorros y a esa altura con algunos giros de los padres, por lo que la situación financiera no les preocupaba, otra cosa que tampoco lo hacía era el lugar donde dormíamos, yo llevaba una semana con un baño común en un lugar para doscientas personas, con ruidos molestos de todo tipo, la privacidad y el espacio era respetado por pocas personas y la presión de hacer dinero, me tenía estresada, sin contar el tema de los mosquitos que estaban dispuestos a tomar toda tu sangre de un solo sorbo.

Estos aparecían a eso de las 6 pm y se iban a eso de las 7 am, por lo que si trabajabas en la playa o vivías cerca del estero en un camping eras presa fácil, sobre todo si eres blanca y si te gustaba rascarte, que esa es la parte peor, al principio el dolor de la picadura solo es algo molesto, pero si te rascas, se vuelve algo adictivo hasta el punto de no parar de rascarte hasta que te hagas heridas en la piel, heridas que se vuelven a infectar,  y si estas en un lugar de higiene precaria o si los mosquitos que viven en el estero de aguas sucias vuelven a picarte la situación se podía transformar en una bastante caótica, el resultado: a mis amigas las veía poco, estaba estresada a causa de la plata, los mosquitos me tenían de casera y me estaba perdiendo casi toda la magia del viaje.






Por suerte una de las colegas del kiosco de al lado, era estudiante de medicina, y todas las mañanas se disponía a limpiar mis horrendas heridas, heridas que cada vez se veían más asquerosas, era triste y aungustiante, en vez de usar vestidos o shorts, tenía que usar pantalones largos y zapatillas para evitar que me picaran, había días que terminaba de trabajar tipo 10 pm, osea 12 hrs de trabajo, en el cual ningún medicamento o repelente me ayudaba a espantar a los mosquitos de mi piel, fui dos veces al hospital, pero en ninguna de las veces hubo un medico que acertara a la solución de aliviar mi dolor y el tipo de agrietamiento cutáneo 







Un día en que me tocó trabajar mas de 14 hrs., en el primer día de carnaval en Montañita, festividad ecuatoriana en el que el verano se hace con fuerzas y muchos ecuatorianos, guayaquileños en su mayoría visitan las costas en busca de fiesta.   Ese día el robo hormiga no se dio ni para comer, aun así que había movimiento, pero gracias a mi gran "honestidad", que es estupidez novata, no pude hacer nada y ahí figuraba a las 1 am de la noche sentada en las veredas de las calles de la playa, con nada en el estomago y con mis pies más hinchados de lo normal, al principio no quise dar lastima, y a los amigos que me encontraba no les contaba que estaba pasando conmigo, solo hacía planes para irme a la mañana siguiente a vivir a una casa, para mejorar mi situación, es que ya no aguantaba más, que aunque mis amigas seguían cómodas, yo necesitaba virarme a algún lugar propio, todos los viajeros estábamos buscando algún sitio, por lo que se hacía tremendamente escaso y apetecido, se acostumbraba instalarse en las "casitas de colores" donde se pagaba por el mes, pero en que a final de cuentas salía más barato que el mismo camping y se podía vivir mucho mejor, solo que tenías que tener la plata en el instante, y muchos no lo teníamos, pude haber pedido un giro de mis padres, pude haber sacado plata de la tarjeta, pero estaba empecinada en que esto tenía que resolverlo por las mías, o con el apoyo de mis iguales, esto se lo había planteado a mis amigas, pero ellas no querían alejarse del centro, que les daba todo lo que ellas deseaban, estaban pasando por una temporada de luto y a sus 22 años promedio, no quería alejarse de la diversión, así que por ese lado no podía contar con ellas.

Ese día en la noche, pasaron varios amigos y a ninguno quise contarles que tenía hambre, y que justamente esa noche no tenía donde alojar, hace una semana que estaba durmiendo en un hostal, una compañera del restauran tenía una cama disponible por una semana y me cobraba por día, así que como mis pies no resistían más incomodidades, me fui de ese camping nefasto y me instalé con ella, sin embargo ese día no tenía donde dormir porque la cama que usaba, tenía que cederla a otra persona, ya había arreglado estar en la casa de otro compañero de trabajo, que no conocía mucho y que vivía lejos, sin embargo a esa altura del partido ya era tarde, y no podía caminar para encontrarlo, después que todos los que conocía se habían ido a acostar, y esperando a mis amigas que no aparecían, me di cuenta que estaba sola, mis pies estaban tan hinchados que no cabían en mis zapatillas, que me dolían en cada paso y que no tenía fuerzas, me allegué al grupo de la fiesta que bailaban en las calles y yo como si nada, ni siquiera sonriendo apoyé mi cabeza en las rodillas para dormir, ya no hablaba, y necesitaba ayuda.    Una parte de mi me decía que esta no era la idea del viaje y otra parte de mi, me decía que tenía que saber salir sola de esta situación, que como Ingeniera no podía estar pasando por esto, que debía demostrar al mundo mi fortaleza, mi temple, una mierda moral que no me daba ni fuerzas para avanzar, ni nada para comer, cerré los ojos y algo dentro de mi me dijo, aprende a pedir ayuda, sácate el orgullo, ese ego, aquí nadie te conoce por lo que eras antes, reacciona, y era quizás más esa vergüenza del "fracaso" del viaje, la que me decía arreglatelas sola, pasa frío, sobrevive.    Levanté la cabeza, y ahí estaba un chileno, que emoción ver a alguien de tu país, hace unos días lo había visto con mis amigas conversar, era un viajero, y la misma voz dentro de mi, me dice "aprende a pedir ayuda", y así lo hice, lo miré y le dije -¿has visto a mis amigas?, el leyéndome el rostro me dice - No, pero que te pasa, que necesitas - En ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas, le dije, quiero dormir.   El como si nada, me tomó sin conocerme, hizo que me apoyará en él , fue a su camping desarmó su carpa, agarro plata y ropa, me compró para comer y fue a donde estaban mis amigas, armó su carpa, me tapó con lo que tenía, me dijo - Mañana estarás mejor y se fue.    Esa noche lloré tanto, de dolor físico, de dolor de alma, de un remolino de emociones que tenía en mi mochila, del dejar mi vida de ingeniera en Chile, de dejar una relación en "potencia", y a cambio de volverme una "indigente" en otro país, de mi orgullo, de mi poca inteligencia, de mi orgullo, de mi orgullo, de lo que uno cree como son las cosas, de mis estructuras, de mi soledad, de mi nivel de abandono, y es que así como dejé cosas, así me fui dejando también, mientras me alejaba de las personas que no me daban su cariño en Chile, solo en el fondo quedaba eso, la esperanza de que todo valía la pena, del único escape, de la única alternativa, de quebrar el sistema y vivir este paréntesis y aprender, aprender como lo estaba haciendo en ese momento.

A la mañana siguiente, el dolor del cuerpo, el dolor de los pies y el hambre continuaba en mi, aunque mi espíritu estaba más tranquilo, había luz en el día, la mañana daba otra oportunidad.  Me dirigí al baño y en espejo claramente estaba yo, después de un gran terremoto interno, mis ojos cansados, mi boca de pena, escucho la voz de la Gaby, me abraza y me dice -  te estaba buscando, el "mono" me contó que te vino a dejar acá  pero no te encontraba porque no sabía cual era tu carpa, ¿que te paso?, yo la abrazo y no paro más de llorar, me tomó la mano, nos fuimos a conversar a un lugar tranquilo y yo le digo, no puedo más, traté de hacer todo lo correcto, pero no pude más, me fui de Chile, porque la vida allá no me daba vida y  ahora estoy viviendo mi sueño del viaje, de demostrarle al mundo que si se puede vivir en plena libertad y con solo la ilusión, y en el camino encontrar la felicidad que en mis 34 años no he encontrado, sin embargo estoy derrotada, estoy cansada.   Además ahora debería estar trabajando, llevo más de 18 días en el kiosco y si no voy, puede que todo este malestar, todo este sacrificio no valga la pena, tu sabes, trabajo en "negro" y acá se respetan menos las leyes laborales que en Chile, sobre todo para nosotros que trabajamos sin papeles, nose que hacer, debo ir a trabajar, pero no puedo.  Me agarra la mano y me dice, que quieres hacer amiga, y yo le digo, "no quiero más, no quiero trabajar más y con mi voz entrecortada me puse a llorar -  ella me toma, y me dice -  Se acabó, perdona por estar en este camping, tienes razón hoy mismo nos vamos a un hostel y se acaba esta miseria, a nosotros no nos molesta porque sabes que somos así, pero tu eres mi hermana, y quiero que estés feliz.

Ese mismo día, estaba alojando en una cama limpia, un baño privado y en un hogar para nosotras tres, no fui a trabajar y ese día mis amigas se ocuparon de mi, con respecto a mis pies, un amigo israelita Nir Gonen, que trabajaba en el kiosco de al lado, me había dicho que el aloe verá, sábila para ellos, era lo que sublimaban las heridas, pero nunca le hice caso, sin embargo era mi última y única oportunidad, me vendé los tobillos con la hoja cortada en forma transversal de esa planta y me fui tratando durante varios días, hoy puedo decir que soy la mujer que se enamoró del Aloe Vera, mis pies le deben la vida, se deshincharon y  pude volver a caminar con normalidad.

No fue, hasta después de dos días de descanso y de"regaloneo" de mis amigas que fui a avisar que no iba a trabajar más y que mis pies eran los que me lo impedían, ellos silenciosamente lo aprobaron, sabían que era verdad lo de los pies, y que el trabajo que estaba, era un trabajo de mierda, pero también me hicieron notar la inseguridad de mi pago, sin embargo, eso ya lo había soltado, ya no quería estresarme más.

Mi viaje, se había hecho para mi felicidad y si en algún punto de este, no indicaba que iba para allá, entonces  había que cambiar de rumbo, y ese se convirtió en mi lema de vida permanente.  Fue así como me dediqué a la independencia, y me arrojé nuevamente al riesgo porque era mi única y mejor salida, con la misma sonrisa con que había partido el viaje, con ella, vendía sandwiches en la playa, al cabo de dos horas, hacía el doble de lo que me "pagaban" en el kiosco de la playa, alcanzaba para descansar, asolearme y conversar con toda la playa, los que hasta ahora no conocía por pasarme el día debiendole mis horas a otro.




Continuará....








lunes, 12 de marzo de 2012

El Perú

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Perú, un álbum en Flickr.

El Perú


“Lo que más quiero hacer en la vida es escribir, hacer que lo que escribo se junten con las palabras que no pueden salir de tu boca e incluso de la mía, hacer que también se junten con los que si dicen, con los que conversan y con los que gritan allá afuera. O hacer que mis palabras hagan pausa para dar paso al silencio, ese lleno de plenitud que contempla mi camino, de cuando solo se quiere escuchar.”


La transición de paisajes, de personas, de vivencias, de colores, ha hecho que cada lugar me sirva para ir fortaleciendo mi propósito, mostrándome lo arraigada que puedo ser con mis comodidades, con mis seguridades y la belleza en resolver la incertidumbre que me aqueja.
Para mi Perú fue una especie de último eslabón entre mi vida de turista y mi vida de viajera, en donde la diferencia radica en que el primero solo visita los lugares que se muestran por catalogo  y no se empapa realmente de la vida en el lugar y el viajero que a pesar que está de paso también, adopta y entiende las formas de vida, ya que también debe buscar la forma de vivir en los lugares integrándose en cada lugar a los sistemas que existen.
Por lo que también hice los recorridos hermosos y típicos de la ciudad de Lima, alojé en casa de unas altas señoras Chilenas pertenecientes hace 40 años más o menos a la prestigiosa sociedad de Lima, pasé buenas fiestas con una amiga loca que también viajaba por Perú, y estuve en la crema y nata del folclore Peruano, todo junto a mi amiga Camila, que aún seguía conmigo.




Puno


Entramos por fin al Perú, a un nuevo mundo y estamos contentos por ello, alojamos en Puno, una ciudad que está a 3000 msnm, hay mucho frío y las lluvias caen con granizo, se nota que todas las veredas están preparadas para este clima, porque son más altas que lo habitual.  Hemos encontrado un hotel 3 estrellas, a 45 soles por una pieza doble, que es algo así como,  17 dólares, $8500 pesos para dos personas,  es decir $4250 por cada una, en una habitación muy cómoda, sabanas limpias, toallas, jabones, baño privado, excelente atención y Wi Fi, “no podíamos pedir más”, en comparación con lo vivido como servicio en Bolivia, nos sentimos contentos porque a la cena, pudimos ordenar pizza en un restaurant, y esta vez ellos sí querían atendernos, así que con guatita llena, el corazón estaba doblemente contento, al encontrar un poco de cariño de ese que escaseo a ratos en el servicio de Bolivia.
A la mañana después de exquisito descanso y muy felices todo el grupo volvió a armar las mochilas para nuestra despedida definitiva, nuestros amigos, los argentinos, se iban a Cuzco a conocer el Machupichu, y nosotras a Lima a visitar a las tías de Camila, por mi parte, quería acortar camino a Ecuador para encontrarme con mis otras angelitas, mis compañeras de la parte final de la primera etapa del viaje, ya llevaban un mes en Montañita y estaban a punto de partir para otro lugar, había prisa.



Nuestro Propósito


Antes de partir, nos detuvimos en Internet, para nuestra clase final de la Ley del Tiempo, pero más que clase, fue descubrir por cada uno, cuál era el componente que nos marcaba, los que pudimos tomamos nota de los que Nacho nos indicaba, parecíamos un grupo que formaba parte de algo, que claramente no era la casualidad, cuestiones tales como cual era nuestro propósito como persona en particular, a que debíamos aspirar, bajo que herramienta lograr nuestro propósito, y que era lo que constituía nuestra madera o nuestra energía, era lo que iba constituyendo este grupo que en forma individual éramos distintos, pero que en la unión éramos el complemento perfecto de cada uno para ayudarnos a encontrar nuestro propósito.

Rumbos


Después de un hermoso abrazo de hasta siempre, con los chicos nos separamos. Tomamos un minibus hacia Arequipa, según nuestros datos era mucho más barato y rápido, ir por tramos (era lo que creíamos), y mientras nos alejábamos seguía presenciando el sin número de construcciones a medias que ya venían caracterizando las ciudades, tanto de Bolivia como de Perú, me imagino que por la falta de recursos la gente se demora mucho más en terminar sus viviendas y las van construyendo por pisos, quizás son de esas casas que no terminan nunca en construirse, lo que me hizo acordar de mi niñez, cuando mi padre era el que construía las ampliaciones, el garage y lo que se necesitase, habían veranos en donde podíamos pasar en completo campamento preguntándonos cuando se terminaría la obra, siempre faltaba un ladrillo o una plancha o el tiempo no ayudaba a construir y la casa llena de polvo, así es que lo que nos tocaba en ese tiempo era el aguante y la risa para aliviar la espera.

La Travesía


Al llegar a Arequipa teníamos el tiempo justo, llegamos a tiempo para un bus a Lima, para hacer pipi, comprar algo para comer y volver a la ruta, esta vez con algo así como más de 24 hrs de duración del viaje hasta llegar a Lima, pensábamos tomar un bus de clase Premium, porque son los recomendados, sin robos, sin contratiempos, pero nada, no había ninguno disponible, solo quedaba la “hermosa” clase Clásica, y bueno de tanto viaje en Bolivia y condiciones no tan gratas, ya no le teníamos susto a sillones que no se reclinasen o baños malolientes, estábamos dispuestas preparadas.
Nos subimos al bus, esta vez si teníamos sillones que reclinaban, los baños estaban lejos de nosotras, así que nos sumergimos en el esperado sueño que teníamos de sobra porque aun no nos recuperábamos del todo, agarramos nuestros sacos de dormir que nos hacían de cobija y plácidamente nos sumergimos en el asiento, de pronto todo nuestro relajo quedó interrumpido por la luz del día, gente protestando y el chofer de camisa semi abierta y panza prominente indicándonos que teníamos que bajar del bus, nosotras no lo podíamos creer, estábamos a 7 hrs. de Lima, en una carretera casi desértica, en un lugar llamado la Quebrada de la Vaca, un lugar conocido “solo en su casa”, había una sola casa que parecía garita y atendido por un loco, el único loco de ese camino, que había encontrado la formula perfecta de su negocio, sin moverse de su casa, solo esperar que los buses de los llamados clásicos otra vez fallaran en el camino para el poder vender sus Coca-Colas, galletitas, papas fritas y demases.  El tema es que ahí estábamos de nuevo, con cara de sueño que no podíamos y ni siquiera despertando a las neuronas para que pensaran como resolver esto.








Camino a Lima


Logramos despertar y con ello nuestra urgencia de llegar a Lima a tiempo, así que hicimos parar a otro mini bus que aprovechando la oportunidad fue a ofrecer sus servicios, lo convencimos en grupo que en vez de llevarnos a Nazca, el pueblo conocido por las figuras en sus suelos muy parecidas a las hechas por extraterrestres, que quedaba a más o menos 1 hora de ahí, nos llevase directo a Lima, y así fue, después de casi 8 hrs. de viaje, una parada a almorzar, almuerzos horribles del camino, unas cuantas cabeceadas de dormidas, rodillas dormidas, llegamos a Lima por fin, un día viernes por la noche, vida en civilización, pero antes debíamos encarar a la línea de Buses Internacionales ORMEÑO, lo digo con todas sus letras para que lo tengan en cuenta en caso de quieran viajar dentro de Perú (en los viajes internacionales, al parecer es otro cuento, pero yo ya no me subo más a estos), como recomendación no tomen esta línea que es de las peores y quizás les puede pasar lo que a nosotras nos pasó, fuimos a reclamar nuestro pasaje a la sucursal ORMEÑO de Lima, y ellos se negaron a devolvernos el dinero, se negaron firmemente, aun así que nos dejaron a la deriva, en un lugar donde no tenía acceso a nada, sin un vehículo de reemplazo y con todos los perjuicios que puede ocasionar un accidente mayor, dada la falla del transporte, era una vergüenza, una por la imagen que le dejan a los extranjeros que usan sus servicios y por otro lado porque además estábamos con una señora peruana con sus dos hijas, que no tenía recursos y que definitivamente ese dinero le costaba más aún, bajo esta situación y a pesar del cansancio, no desistimos, y nos fuimos directo a la delegación policial que quedaba a unas 5 cuadras de ahí, y así con mochilas, djembé y caras de angustia, nos fuimos a presentar y contarles la situación, a un guapo oficial, que según yo tenía dislexia porque le costaban las palabras, pero por el lado de Camila, todo bien con “mi Sargento”, nos escucharon pacientemente y viendo la pintoresca fotografía de nuestros rostros, nos ayudó, hizo que otro policía nos acompañase, y en una diplomática conversación con el administrador de la “flamante” línea de buses ORMEÑO, logró que nos devolvieran por lo menos el 90% de lo que solicitábamos, eso era más que nada, y con nuestro cansancio y ganas de llegar luego a un lugar seguro aceptamos el trato, el policía aun más amoroso, nos acompañó hasta el taxi, detuvo a uno y hasta negoció el precio hacia nuestro destino, un hermoso final feliz y una excelente bienvenida del “ORDEN Y PATRIA” Peruano.




Familia en Lima


Cuando nos fuimos rumbo a Lima, quisimos contactarnos con un primo de Camila para que nos alojara, pero en vez de eso, nos dio el lindo numero de su tía y nos mandó para allá, y bueno “a caballo regalado no se le miran los dientes”, además cuando llegamos a la casa de la tía, esta era lo máximo, lo esperado por tantos días de maltratos, una cama gigante, TV cable, una pizza que comimos en familia y un clima exquisito. Era viernes de rumba en Lima, sin embargo mi cuerpo no pudo más, y en un sorprendente “prefiero ir a dormir”, la Camila aceptó totalmente ya que ella estaba igual de cansada, y no supimos más hasta el otro día.

Lima buen lugar para morir


Era la mañana y como buenas invitadas, nos dimos ánimos para levantarnos temprano, la tía nos esperaba en la terraza con un rico desayuno, en el que contenía Tamales, una especie de humita, preparada de otra forma y en hojas de otra cosa, pero bueno, “al ataque”, como era muy fuerte su sabor le agregué un tanto de mantequilla, y aunque no me pareció rica, me lo comí todo, como para no despreciar, era nuevita en la casa, así que me tenía que comportar.
Después nos fuimos al mercado de Lima, una variedad de frutas de todos los colores, mariscos de distintos tipos, frutos secos, preciosa arquitectura, todo este recorrido era para comer el estupendo Ceviche Peruano que el primo nos prepararía con su receta mágica, para “mala pata” mía, no alcancé ni a probar, porque al llegar de las compras y del recorrido por las artesanías, locales mayoristas para comprar y re vender, no pude más, me excusé y me tumbé en la cama, y fue bueno por una parte, ya que venía cansada del viaje, resistiendo la pésima manipulación de alimentos en Bolivia, el viaje, los contratiempos, ese Tamal que me remató, y las profundas ganas de dormir que tenía, claro que a eso le vino un concierto de vómitos y demases, donde casi vi la luz después del túnel, pienso que eso de los dolores estomacales son tan heavys, que puedo morir de esto, pero nada, era lo de siempre, un malestar fenomenal, y que gracias al cielo estaba en un muy buen lugar para “morir”, y fui atendida como en casa, muchísimas gracias por eso.  Estuve en cama como tres días, y al igual que Jesús, al tercer día resucité entre los muertos para florecer junto a la familia nueva.


La Familia Nueva


Camila tenía unas tías que se habían casado en Peru, hace como 40 años, y aunque ambas vivían en casas diferentes, se visitaban muy seguido, junto con el primo, eran toda la patria que tenían en ese lugar.  
Pasamos varios días en convivencia, conocimos sus líos, sus amores, sus historias del pasado, su forma de pensar, a veces con afirmaciones demasiado diferentes a lo que nosotras pensábamos, pero nada, la libre expresión es respetada y la cordialidad siempre es bienvenida en casa donde eres huésped.  Una tarde visitamos un lugar que hace mucho tiempo quería ir, pero que nunca reparé que era en Lima que existía, las maravillosas Fuentes de Agua, unas mágicas fuentes, creadas con una belleza arquitectónica que enamora, por lo menos a mí, la mezcla de aguas girando al son de la música, proyecciones de laser que dibujaban bailarinas en las columnas de agua, la música de Strauss, niños en fuentes de aguas interactivas, túneles de agua y luces donde al pasar no te mojabas y era todo como volver a ser niños otra vez, fue un paseo hermoso que como buena turista no podía dejar de ir, felizzzz.






Embajada de Dimitri


Para no alterar las formas de vida de nuestra anfitriona decidimos no quedarnos más tiempo en su casa, y visitar a nuestro amigo Dimitri, amigo de Camila y ahora mío, nos fuimos a pasar los últimos días antes de salir de Perú, pero antes de esto, hemos pasado unos lindos días en su mundo, un mundo que quería conocer, y llevármelo como experiencia, quizás mejor que esas callecitas hermosas casi parisinas que conocimos de Lima, llevarnos parte del folclore de Perú, los valsecitos en bares antiguos, la gente que sale de su país para triunfar con el folclore en Paris, como es el caso de Mirtha Guerrero, el recorrido por las noches limeñas, y el encuentro con una amiga chilena de la vida, la Marce, que también paseaba por ahí, fue lo que hizo que mi estadía en Lima se haya coronado con todo lo que yo quería conocer, gracias, gracias, gracias.
Pasaron los días, y llegó la hora de la despedida, mi primera vez sola en el camino, Camila se quedaba en El Perú y yo seguía para Ecuador, nos despedimos con un “en unos meses nos vemos nuevamente” y sin lagrimas, pero con un poco de angustia, me asomé a la nueva etapa de este hermoso camino, muchas gracias hermanita linda mi ángel en estos lindos países que visitamos.












La vida en Perú


Si me preguntan que me llamó la atención de todo, puedo decir que agradezco como personas como Dimitri y sus amigos viven, conservan y protegen las tradiciones de Perú y están cada vez más transmitiendo a todo el mundo lo grande de su país, pero también puedo decir que hubo cosas que me alteraron mucho, como ver que Lima es un “pre Chile”, que se convierte cada vez en un arduo competidor por un sistema de vida parecido al nuestro, donde sabemos cuál es el final de la historia, ya veo las tiendas Falabella, Sodimac, y cuantas otras de otros inversionistas extranjeros colonizando el país, malles repleto de gente con plata plástica para comprar, mucha convencionalidad en sus ideas, marcadas por la sociedad, son atraídos más y más por un sistema que se ha apoderado de Latinoamérica, el de un sistema de esclavos, de números y no de nombres, de brazos y no de rostros, como diría Galeano, donde se quiere que la gente quiera vivir de lo que espera el resto y no de lo que precisa su alma. y en comparación a las cosas que rescato de Bolivia a pesar de su servicio, ellos protegen fuertemente su propio sistema de vida, en el que la familia es fuerte, el que tiene que ver con sus antepasados y su cultura,  en donde el que más tiene no se distingue por el que más ostenta, sino porque el que más entrega, sobre todo en las fiestas religiosas.   Y así el diablo mueve su cola y me hace tentar, durante esos días tuve una oferta de trabajo para continuar mi carrera de Ingeniería, sería Jefa de Proyectos de un Software de última generación y blah, con buen sueldo, y con las regalías que significa ser corporativa, creo que eso lo pensé solo un momento, para luego reírme y decir “no, gracias”, insisto que cada uno vive la vida como quiera elegirla, pero para mí volver a la caja o al cubículo, volver a ser robot inercico, sin sentido de vida, no va en los planes, y sobre todo si voy a estar lejos de mi gente,  ahora este experimento que lo he llamado El Camino del Sueño, que me ha enseñado bastante en poco tiempo, es la única forma que tengo hasta ahora de vivir, de sentir, de descubrir que es lo que precisa mi alma, de desear estar en estos segundos preciosos en el que pueda ser yo la fascinante imaginación de mi misma, luego de eso pídanme lo que quieran, ahora voy yo.

Viva la vida, Vamos por Ello…